ALENTAR LAS CACERIAS HUMANAS PUEDE CONDUCIR AL GENOCIDIO
LA VOZ DEL GENOCIDIO RUANDES
No es nada edificante lo que estamos viviendo los guineanos durante esta semana, de como Radio Macuto se ha lanzado con todo su odio a despedazar a nuestro compañero y Vicepresidente del Partido Armengol Engonga. Los que han pagado a Josemar esta campaña sabían perfectamente que atacando al Vicepresidente, al que estaban atacando era a Severo Moto. Como el mundo guineano es tan reducido y permeable nos imaginamos quien están detrás de todo esto y cuales han sido los objetivos que les han muevido. ¡Que las audistas hayan caído en esta trampa, lo podemos entender, pero que significados líderes políticos aprovechen la oportunidad para intentar quitarse a un opositor de en medio, es bajo y mezquino¡. Y aquí se ha insultado mucho y muy injustificadamente y sabiendo que con ello se hacia mucho daño a determinadas personas. Lo rocambolesco, lo hilarante del asunto, como argumentaba una mujer en Facebook, es que en vez de exigir a Radio Macuto las pruebas, se las exigen a los calumniados.
La respuesta tanto del aludido, Armengol Engonga, como la del propio Presidente, ha sido equilibrada, pero firme. No han salido de sus bocas descalificaciones, insultos o palabras mal sonantes contra todos los que se estaban cebando con su desgracia. Simplemente han hecho lo que tenían que hacer, explicarse, negando los hechos y denunciar.
Ahora, los que han alertado el bulo, hemos conocido que están llamando a la gente para que nos convenzan para que no sigamos adelante con la denuncia, que al fin y al cabo se trata de Josemar, y ya le conocemos. Al presentar la denuncia no se ha hecho con ningún deseo de venganza, se hace para poner coto a nuestra indefensión y llevar un poco de higiene en la vida política, sabiendo que encima vamos a recibir criticas de los hipócritas y nos va a costar dinero y calentamientos de cabeza. Es un deber para nosotros, es un deber para todos, apartar a esos personajes (a los que pagan y al que ejecuta) de la vida política guineana, ya que si no se hace podemos desembocar en situaciones de violencia, también físicas, con fatales consecuencias.
Viene a colación recordar lo que ocurrió en Ruanda, entre abril y julio de 1994, como una radio, la radio del odio, condujo el país a un genocidio de cerca de un millón de personas, la mayoría tutsis y hutus moderados. La responsable, Valerie Bemeriki, todavía encarcelada, comenzó inoculcando odio y terminó liderando una carnicería de millones de seres humanos. Aquí tenéis la noticia: