Por mucho que haya pasado el tiempo, Obiang Nguema sigue exhibiendo la misma cobardía que durante el golpe de estado del 3 de agosto de 1979, en el que permaneció escondido hasta que definitivamente se produjo el desenlace, con la detención de su Tío Macías. Obiang no ha cambiado, sigue siendo el mismo cobarde, el mismo oportunista, que solo aparece para colgarse las medallas, o cuando no tiene mas remedio que dar la cara, como en este caso, en el que se ha visto obligado a salir a la palestra, debido a la gran avalancha de críticas que se le ha venido encima por haberse escondido una vez mas, dejando a su pueblo abandonado y a la deriva, en unas circunstancias dramáticas para su existencia, debido a la pandemia del coronavirus, sumada a los efectos propios de de la dictadura.