En el Partido del Progreso siempre hemos mantenido que llegaría el día en el que todos los diques de contención con los que se había fortificado la dictadura, a base de talonarios, se romperían. Parece que ha llegado por fin ese día.
Para llegar a esta situación sólo ha hecho falta el martilleo continuado de los partidos exiliados, así como el eficaz trabajo de todos los activistas exiliados en sus diferentes facetas. Además, era necesaria una chispa que iniciara el incendio en la opinión pública y la entrada en escena de la justicia española, esa chispa se ha producido con los patentes atropellos de la dictadura contra nuestro pueblo y, especialmente, con las últimos asesinatos de opositores, el de Salvador Alogo y el de Julio Obama, este último con nacionalidad española.