Redacción El Confidencial
En el azaroso y oscuro transcurrir de los días, los años y las décadas, en la vida política y social de nuestro querido país, Guinea Ecuatorial, cada vez se les hace más difícil a nuestra gente conocer la verdadera realidad de los acontecimientos. Todo se encuentra sometido al imperio de lo oculto, a la burda manipulación y a la mentira institucionalizada. Da la impresión que a los guineanos nos han impuesto una doble vida, en la que la apariencia, convive sin el más mínimo pudor con la realidad. En esta atmósfera viciada a la que nos ha llevado la dictadura, los bulos, las calumnias, las insidias y la intencionada manipulación de la realidad, cobran carta de naturaleza, ya no sabemos donde está el norte, y a veces ni distinguimos los comportamientos limpios de los más bajos y sucios. A fuerza de tantas mentiras y engaños, hemos llegado a perder la fe en nosotros mismos; muchos incluso ya no creen en un futuro en libertad, porque este les parece continuidad de nuestro presente, o tal vez regreso a nuestro pasado.
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