El PaísInternacional
Una combinación de intensa diplomacia y amenaza militar explícita doblegan la resistencia del expresidente gambiano, algo inédito en la historia reciente del continente
Banjul 23 ENE 2017 - 16:55 CET
Veinte de enero. Mientras el mundo no pierde detalle de la investidura de Donald Trump en EEUU, a miles de kilómetros, en un pequeño país africano llamado Gambia, un dictador hace las maletas para irse al exilio. Después de 22 años parecía imposible que Yahya Jammeh cediera el poder de manera pacífica, pero una delicada combinación de intensa diplomacia y de amenaza militar bastó para que, sin disparar un solo tiro, el régimen colapsara. Algo inédito en la historia reciente de África.

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