OBJETIVO:
A punto de cumplirse los 50 años de la independencia de la República de Guinea Ecuatorial, nos hallamos ante un país marcado por tres dimensiones:
1.- Un poder dictatorial señalado internacionalmente por ser de los más crueles del mundo, en cuanto a su longevidad y aferramiento al poder; el asesinato sistemático de rivales políticos, conocidos como “DESCONTENTOS”, inmerso profundamente en el consumo y tráfico de estupefacientes, como fuente de enriquecimiento personal, enfrascado en el acaparamiento de las fuentes de riqueza del país (Pesca, Petróleo, gas, madera preciosa, minerales estratégicos); y especializado en asegurar su poder y su protección internacional a través de la compra de voluntades de dentro y fuera, mediante la práctica compulsiva, agresiva y violenta, de la corrupción; actividad, esta, aprendida e imitada del exterior en sus múltiples formas de práctica y “éxito” para mantenerse en el poder.
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