Estas últimas semanas hemos estado recibiendo imágenes muy impactantes sobre la tragedia de las familias guineanas, que se ven obligadas a pasar la frontera camerunesa (muchas veces de forma clandestina) para conseguir alimentos, mal conservados y muchos de ellos en estado de descomposición.
Además hemos denunciado en numerosas ocasiones desde El Confidencial el elevado precio que han alcanzado los productos de primera necesidad, aquellos que se pueden producir con toda facilidad en los suelos de nuestro país.
También salió publicada una noticia que daba cuenta de un acuerdo entre Guinea Ecuatorial y Rusia por el que este último país se convertía en proveedor principal de nuestro país en productos alimentarios.
Nos dejó perplejos el hecho de que Rusia, un país a 10.000 kilómetros de Guinea y con una climatología muchísimo más adversa que nuestro país, pueda convertirse en proveedor principal de alimentos. Lo único que se nos ocurre es que este acuerdo lleve “gato encerrado”
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